El 11 de
agosto de 1859, Benito Juárez, presidente de la República, ordena, por decreto,
que se considere el 12 de diciembre como fiesta nacional.
Por Bernardo López Ríos *
* Católico, Apostólico y Romano, fiel a las
enseñanzas de Su Santidad el Papa Francisco, de Su Santidad Benedicto XVI, Papa
Emérito, del Concilio Vaticano II y del Magisterio de la Iglesia Católica
Benito
Juárez García era gobernador de su estado natal de Oaxaca cuando el 11 de
diciembre de 1848 expidió la siguiente orden al comandante general de las armas
del estado:
Mañana
debe celebrarse en la Santa Iglesia Catedral la festividad de Nuestra Madre y
Señora de Guadalupe; y deseando que se solemnice del mejor modo posible, he de
merecer a vuestra señoría libre las órdenes correspondientes para que se hagan
las salvas de artillería y concurra la escolta que debe marchar detrás de la
comitiva.
El mismo
gobernador Juárez, en persona, presidió junto con el Obispo de Oaxaca esa
ceremonia en honor de la Guadalupana.
Como
muchos mexicanos, Benito Juárez bautizó a una de sus hijas con el nombre de
Guadalupe. Lamentablemente, la niña falleció.
Después,
cuando salió de Oaxaca y más aún, cuando llegó a la Presidencia de la
República, Juárez se volvió definitivamente anticlerical, pero no
antiguadalupano; al contrario: en su decreto para establecer los días de fiesta
que se celebrarían en el país, después de separar a la Iglesia del Estado (en
realidad, no solamente fue separación, sino ruptura pronunciada y hostilidad
declarada del Estado hacia la Iglesia), Juárez determinó que seguiría siendo
día de fiesta nacional el 12 de diciembre, día de la Virgen de Guadalupe.
A partir
de 1861, Juárez comenzó a aplicar la ley de nacionalización (robo) de los
bienes de la Iglesia. Se afirma que, quizá por órdenes personales del
presidente, “el santuario de Guadalupe fue exceptuado” (Cf. José Manuel
Villalpando, La Virgen de Guadalupe: una biografía, Planeta, México,
2004, p. 114).
Como
vestigios de su educación en el Catolicismo pueden señalarse los hechos
siguientes: hizo educar a su hijo por un sacerdote, y cuando el cubano Pedro
Santacilia, secretario de Juárez, quiso casarse con su hija solamente por lo civil,
don Benito rechazó la proposición diciendo:
Mi hija
es una joven decente, y el matrimonio civil es un contrato de burdel. Así hablaba el que convirtió el
matrimonio civil en ley... para los otros (Cf. Joseph H.L. Schlarman, México,
Tierra de Volcanes, De Hernán Cortés a Miguel de la Madrid Hurtado,
Porrúa, México, 1993, p. 441).
Léase mi estudio: "El mito de Benito Juárez en México":
http://www.bernardolopezrios.blogspot.mx/2013/07/800x600-normal-0-21-false-false-false.html
Léase mi estudio: "El mito de Benito Juárez en México":
http://www.bernardolopezrios.blogspot.mx/2013/07/800x600-normal-0-21-false-false-false.html
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