viernes, 22 de noviembre de 2013

Por qué asesinaron a Kennedy

Los motivos del asesinato de
John F. Kennedy


Por Bernardo López Ríos *

* Católico, Apostólico y Romano, fiel a las enseñanzas de Su Santidad el Papa Francisco, de Su Santidad Benedicto XVI, Papa Emérito, del Concilio Vaticano II y del Magisterio de la Iglesia Católica

Preámbulo

Yo estaba en Roma al primer sacudimiento por el asesinato del presidente Kennedy.

Lo repentino de su muerte llegó como un terremoto: afectó a tantos y en tal magnitud, que no podía encontrase un corazón que consolara a otro, ya que todos estaban inconsolables.

En desgracias menores, existen algunos no involucrados, pero entonces no hubo nadie que pudiera secar las lágrimas, porque todos estaban de luto.

Nada es más democrático que la muerte, ya que instantáneamente no hay distinción entre judío o griego, hombre o mujer, socialista o totalitario, republicano o demócrata.

Todos se dan cuenta de pronto de la maldad del mundo en que vivimos.

No es sino hasta que vemos lo que se ha hecho a un amante de la humanidad, que captamos el odio desenfrenado que no se calmará con las lágrimas de un pequeño John ni con los tristes sollozos emanados de una Carolina.

Todos dicen: “El mundo ha perdido a un gran líder”.

¡Cierto!

Pero en el futuro, nosotros podremos hablar de “Nuestro Segundo Emancipador”.

Se necesita una muerte de sacrificio para derrumbar las paredes de la división.

Cuando unos hombres se niegan a reconocer a otros como sus iguales ante Dios, las palabras no los unirán. Se necesita sangre.

Se necesitó la sangre de Lincoln para unir una nación; se necesitaba la sangre de Kennedy para preparar a esa misma nación a la igualdad de los hombres.

Éste es el misterio de la muerte; hay que pagar el precio que los hombres destinan a la grandeza para probar que el amor es más fuerte que el odio.

Dorothy Saire, pensando en cómo Dios echó sobre Sí Mismo el hambre, sed, ansiedad, temor y pecados de los hombres, escribió:

“La fe cristiana es Dios tomando Su propia medicina”.

La vocación es dada algunas veces a los santos, misioneros, enfermeras y a otros, para permitir que los sufrimientos de sus semejantes pasen a través del canal de su corazón común, y éste se rompe.

Tal vez sólo en dos ocasiones, en la historia de nuestra nación, el deseo de unir hombres en la paz ha hecho que los presidentes tomen sobre sí mismos el peso de la inigualdad humana, hasta el punto de salvar a otros a costa de ellos mismos.

En un día luminoso de Pascua, veremos que nuestra hermandad nacional fue obtenida con la sangre de una víctima: John Fitzgerald Kennedy.

También en el futuro, al otro lado del estanque donde se refleja la imagen del victimado Lincoln, se fundirá otro monumento, con la heroica imagen del victimado Kennedy, ya que ambos fueron grandes, no “por” lo que ellos hicieron, sino por lo que se hizo “a través” de ellos.

Él ha cruzado la “nueva frontera”, esa misteriosa línea divisoria a donde un hombre va a rendir cuenta de sus acciones.

No necesita temer porque “Bienaventurados los que sufren a causa de la justicia”.

La muerte de Lincoln nos proporcionó paz para muchas décadas posteriores.

Quiera Dios otorgar a través del mismo sacrificio de la Ley del Calvario en el presidente Kennedy, esa paz “que no puede dar el mundo”.

Sobre todas nuestras figuras nacionales, estos dos presidentes del dolor, se yerguen eternamente cerca del Varón de Dolores, diciendo:

“Estaré aquí, a Tu lado, no desprecies mi nación”.

(Monseñor Fulton J. Sheen, “La Prueba del Amor”, Presidente Kennedy (R.I.P.), El Poder del Amor, editorial Diana, México, 1983, pp. 13-15)

Introducción

El presente artículo, escrito a manera de apunte, forma parte de nuestro estudio sobre “El proyecto del Nuevo Orden Mundial: la conspiración de la masonería contra la Iglesia Católica para imponer un solo gobierno mundial”:
http://www.apostoladodelosultimostiempos.blogspot.mx/2013/03/apuntes-para-entender-el-proyecto-del.html

Es el muy destacado investigador Robin de Ruiter (El Anticristo, Libro I, Poder oculto detrás del Nuevo Orden Mundial, Una advertencia para la Cristiandad, Editorial San Pablo, México, 2006) quien nos proporciona esta valiosa información:

Robert Anton Wilson es un especialista en ocultismo y participante regular en el Central Ohio Starwood Festival de brujas y paganos, que en numerosas ocasiones se ha declarado públicamente agnóstico y gran admirador de Aleister Crowley (famoso satanista) y ha escrito libros para brujas y seguidores de la New Age.

Es interesante que un hombre tan informado como Wilson declare que la familia Kennedy es un importante linaje conectado con ““los iluminados””.

¿Quiénes son los “Iluminados”?

Los “Iluminados” de Baviera. El nombre de la secta, “Iluminados”, significa que sus miembros han sido iniciados en las enseñanzas secretas de Lucifer, el supuesto dador de luz o fuente de inspiración, de acuerdo con la doctrina de la francmasonería iluminada.

A mayor abundamiento, los “Iluminados” se crearon con un propósito: llevar adelante los planes de la Alta Masonería para crear un Nuevo Orden Mundial.

¿Quiénes son los Soberanos invisibles?

Son manos invisibles que  mueven los hilos del mundo desde hace más de trescientos años. Son trescientos hombres que se conocen entre sí y que nombran sus propios sucesores, gente muy poderosa que maneja el mundo desde antes de la Revolución Francesa.

Entre ellos se cuentan algunas familias de Estados Unidos y Europa, masones de alto grado, empresarios de algunas transnacionales, algunos gobernantes del Primer Mundo e integrantes del “Club de Roma”.

Ellos dictaminan las guerras, la moral, la moda, y quieren regir los destinos de la humanidad para llevarnos a un Gobierno Mundial.

Enfrentar a unos contra otros es parte de su estrategia. Nos mantienen tan divididos que el hombre común no tiene ni idea de que las cúpulas del poder mundial están unidas.

Robin de Ruiter afirma que todos los caminos de la investigación sobre “La Conspiración Mundial” se podría decir que conducen a los “Iluminados” o los “Iluminati”, una sociedad secreta fundada el 1º de mayo de 1776 por Adam Weishaupt, profesor de la Universidad de Ingolstadt, Baviera.

Los “Iluminados” han estado profundamente involucrados en todas las revoluciones que han estallado después de la Guerra de Independencia de los Estados Unidos. Esto incluye la Revolución Francesa, que condujo al exterminio de por lo menos 100,000 personas durante el reinado del “Terror” que le siguió.

El control sobre el petróleo significa control sobre el mundo entero.

Si el lector entiende que el petróleo del mundo ha sido un monopolio de los “iluminados” desde 1928, eso le ayudará a entender que Aristóteles Onassis, el hombre que construyó la línea más grande de buques-tanque petroleros del mundo, era también un “iluminado”.

Durante la Segunda Guerra Mundial, los alemanes, tanto como los aliados, hundieron todos los buques griegos.

Sin embargo, de todos los buques de Onassis ninguno fue atacado. Sus buques podían navegar por cualquier zona de guerra, sin ser hundido o atacado. Onassis les vendió petróleo y armas a ambos lados.

Los teléfonos de la ITT fueron usados en submarinos alemanes. Rockefeller le vendió petróleo a Hitler durante la Segunda Guerra Mundial a través de España para hacer que la guerra durara más.

Los “iluminados” están divididos en secciones: la sección drogas-pornografía, la sección política-negocios, la sección culto-rituales, la sección comunicaciones globales y la sección control mental.

Los liderazgos dentro de las diversas áreas se traslapan.

Onassis trabajaba dentro de las áreas de drogas, pornografía, política y dirección de empresas. A la muerte de Onassis, los Rockefeller y los Bundy se hicieron cargo de sus negocios.

El presidente Roosevelt, masón del grado 33 no hizo nada para advertir a sus marinos y al pueblo de Hawái, porque quería que el pueblo estadounidense se sintiera tan ultrajado, que aceptara que los Estados Unidos entraran a la Segunda Guerra Mundial.

Los Kennedy

La semilla de Brian Caeneddi, el primer Kennedy, también conocido como Brian Boru, se esparció en numerosas e importantes familias reales.

Los Kennedys se emparentaron con la realeza de Escocia. Por ejemplo, Archibald Kennedy, mejor conocido como el marqués de Ailsa, que fue el 15º “Earl of Cassillis”, se casó con Mary, hija del rey Roberto III.

Está muy claro que la familia Kennedy se originó en Irlanda. Los Kennedy son descendientes de Brian Boru y de su sobrino que pronunciaba su nombre “Cinneide”.

Después, ese nombre pasó a O’Kennedy. Originalmente eran del linaje de Dalcassion y vivían en un área cerca de Killahoe y Killokennedy.

Los O’Brian y los MacNamara los obligaron a trasladarse a otros territorios, donde se convirtieron en Lords of Ormond, lo que hoy es el norte de Tipperary.

Hacia el año 1600 aparece una rama escocesa de los Kennedy.

Hoy la familia Kennedy abunda en matrimonios con nombres tales como Freeman, Reagan, Russell, Smith, Collins, Rockefeller y Fitzpatrick, esta última es una familia irlandesa cuyo escudo de armas tiene tres flores de lis con un dragón y un león.

Los Fitzpatricks estuvieron ligados con la monarquía francesa y también tuvieron casamientos con miembros del 13º linaje.

Los principales temas relacionados con las guerras son conocidos y planeados con anticipación por sus responsables.

Mucho de lo que los políticos dicen al público es simplemente para su propio beneficio y a menudo son sólo mentiras.

Joseph Kennedy, que tuvo el prestigioso cargo de embajador de los Estados Unidos ante la Gran Bretaña antes de la Segunda Guerra Mundial, adquirió reputación, después de que Inglaterra y Alemania comenzaran a pelear por estar en contra de que los Estados Unidos entraran a la guerra.

Mientras Kennedy pretendía ser adverso a la guerra, colaboraba estrechamente con el presidente Roosevelt (masón del grado 33) en maniobras para engañar a los estadunidenses.

Uno de los hombres que trabajaban en la embajada de los Estados Unidos era Tyler Gatewood Kent, un oficial de carrera en el servicio consular estadunidense.

Mientras trabajaba ahí se sorprendió de ver que Kennedy y Roosevelt estaban involucrando secretamente a los Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial.

Entre otras cosas, Roosevelt desarrolló los elementos para el ataque a Pearl Harbor.

Mucho se ha escrito sobre el conocimiento previo de Roosevelt sobre un ataque a Pearl Harbor, que incluía maniobras estadunidenses contra el Japón, haciendo inevitables las represalias, así como información de un probable ataque que llegó a Roosevelt a través de por lo menos ocho fuentes diferentes.

Está claro, por la evidencia que ha surgido después de la guerra, que Roosevelt supo, al menos 48 horas antes del ataque a Pearl Harbor, que los japoneses iban a atacar.

Roosevelt no hizo nada para advertir a sus marinos y al pueblo de Hawái, porque quería que el pueblo estadunidense se sintiera tan ultrajado, que aceptara que los Estados Unidos entraran en la guerra en Europa.

Jackie Bouvier Kennedy Onassis, que fue esposa de John F. Kennedy, estaba ligada a los Auchincloss, una ascendencia escocesa de “los iluminados”.

Uno puede seguir fácilmente la trama de la historia a través de los nombres de la ramificada tribu de los Auchincloss: Bundy, Grosvenor, Rockefeller, Tiffany, Vanderbilt y Winthrop, entre otros.

Si John F. Kennedy no hubiera sido asesinado, lo que propició que se investigara y escribiera mucho sobre su vida, nunca hubieran salido a la luz pública muchas cosas sobre la relación de la familia Kennedy con “los iluminados”.

John F. Kennedy hubiera podido pasar por un buen presidente iluminado, pero él y su hermano Robert decidieron usar su popularidad para destruir la conspiración.

Ambos se diferenciaban de muchos de los poderosos “iluminados”, tales como Aristóteles Onassis.

Los hermanos Kennedy tuvieron mucho valor para zafarse de la conspiración, ya que ésta les era familiar desde que eran niños.

Sin embargo, ni John ni Robert Kennedy, a diferencia de su hermano mayor Joseph, no recibieron jamás entrenamiento ni adoctrinación de “los iluminados”.

En 1961 Joseph Kennedy sufrió un infarto, entonces John y Robert, sintiéndose libres, decidieron destruir la conspiración.

John F. Kennedy no sólo prometió partir la CIA en mil pedazos, sino que también estuvo a punto de introducir un sistema por el cual el gobierno de los Estados Unidos imprimiría su propio papel moneda libre de impuestos con independencia de los banqueros iluminados.

Quería también terminar con la Guerra Fría y retirarse de la guerra de Vietnam, organizada por “los iluminados”.

Desde el momento en que “los iluminados” se dieron cuenta de que John F. Kennedy no estaba dispuesto a ser un títere de ellos, comenzaron a tramar, con ayuda de la CIA, terminar con él.

El jefe de la CIA echó a perder a propósito la oportunidad de éxito que tenía esa organización en la invasión de Bahía de Cochinos.

Él personalmente impidió a la CIA apoyar la invasión con la aviación, aun sabiendo que sin el apoyo por aire la operación no podía tener éxito, como de hecho sucedió.

Todo sonaba muy creíble porque la CIA iba a contar toda la historia.

El público no es suficientemente astuto como para darse cuenta de que la prensa, controlada por “los iluminados”, había volteado sutilmente las cosas contra John F. Kennedy.

Dos poderosos amigos de John F. Kennedy, que querían ayudarlo a luchar contra “los iluminados”, fueron eliminados antes de que Kennedy fuera asesinado.

El senador Estes Kefauver fue envenenado con una fórmula secreta que le produjo un “ataque al corazón”, el 8 de agosto de 1963.

El otro amigo fue Phillip Graham, editor del Washington Post. Su mujer, Katherine Meyer había participado ampliamente en la conspiración y se le había visto con frecuencia en actividades de la élite.

Katherine sobornó a algunos psiquiatras para que certificaran que su esposo padecía de una enfermedad mental.

Phillip Graham fue internado por orden de un juez en un hospital psiquiátrico. Un fin de semana, en que le permitieron visitar su hogar, fue encontrado “suicidado” de un tiro.

Después de la muerte de John F. Kennedy, su sucesor Lyndon Johnson echó marcha atrás a las medidas de Kennedy relativas a la Reserva Federal y a la guerra de Vietnam.

Bajo su gobierno, la guerra experimentó una rápida escalada. La guerra de Vietnam fue una grotesca matanza humana y financiera, de acuerdo con el clásico molde “iluminado”.

Y tal como querían “los iluminados”, la Guerra Fría continuó.

Bob Kennedy sabía muy bien quién había disparado a su hermano.

Escribió un libro, que no se publicó, titulado “El enemigo está dentro”, y al final también él fue asesinado.

En años recientes, para empañar su reputación, “los iluminados” han dado permiso a las editoriales de publicar libros que exponen la vida sexual y otros escándalos de John F.Kennedy. 

Éste tuvo muchas amantes, entre otras, Marilyn Monroe, Jane Mansfield y Zsa Zsa Gabor, que fueron también amantes de Anton LaVey, jefe de la Iglesia de Satanás.

(Cf. Robin de Ruiter, El Anticristo, Libro I, Poder oculto detrás del Nuevo Orden Mundial, Una advertencia para la Cristiandad, Editorial San Pablo, México, 2006, pp. 112-116).

En su libro El Anticristo III, Robin de Ruiter ha publicado nuevos avances de su investigación y nos proporciona más información con importantes datos:

A pesar de que su familia fue una de las familias líderes de los “Illuminati”, los hermanos Kennedy se convirtieron en enemigos acérrimos de ellos.

Entre otras confrontaciones, mencionamos el enfrentamiento de abril de 1962 entre Kennedy y la corporación U.S. Steel.

También se levantó en contra de la CIA de Allen Dulles –que lo había manipulado para continuar con la acción en la Bahía de Cochinos- contra Wall Street, contra los intereses de Morgan, contra los Rockefeller y muchas otras familias influyentes de los “Illuminati”.

El presidente Kennedy estaba agudamente enterado de que su oposición no era a los negocios en general, sino a un grupo numéricamente mucho menor, aunque más poderoso.

Kennedy también había decidido retirarse de Vietnam. Poco antes de su asesinato, comenzó a retirar a las tropas estadounidenses de Vietnam.

Para el tiempo de su muerte, alrededor de 16 mil tropas estadounidenses estaban en Vietnam.

La política de los Estados Unidos en Vietnam cambió dentro de las veinticuatro horas posteriores a la muerte del presidente Kennedy.

Bajo el mandato del presidente Johnson, la participación de los Estados Unidos se intensificó y 543 mil soldados (fuerzas de infantería) fueron enviados a Vietnam.

John F. Kennedy no sólo pensó dejar que la CIA quedara disuelta en una organización de Estado distinta y terminar con la guerra de Vietnam; también fue el único presidente de los Estados Unidos que trató de poner fin al poder del Banco de la Reserva Federal; banco con el cual se negó a cooperar por más tiempo.

De hecho, cuatro meses antes de su muerte, Kennedy se atrevió a desafiar al Banco de la Reserva Federal.

Quería tener impreso su propio dinero de Estado, en lugar de prolongar los préstamos extraordinarios de interés agravado, emitidos por el Banco de la Reserva Federal.

Los “Illuminati” centraron su atención en John F. Kennedy cuando se dieron cuenta de que él no permitía ser manipulado. El 22 de noviembre de 1963, fue asesinado.

El asesinato de Kennedy fue una advertencia para los futuros presidentes que pudieran pensar en eliminar la deuda de los Estados Unidos, descartando el control de la Reserva Federal sobre la creación del dinero.

Y no fue Lee Harvey Oswald quien asesinó a Kennedy; él sólo sirvió como pantalla.

Fueron los miembros de la operación 40, un equipo absolutamente secreto, fundado por George Bush, Richard Nixon y Allen Dulles e inicialmente formado para eliminar a Fidel Castro.

Los miembros de este escuadrón de la muerte también son responsables de la muerte del Che Guevara, de Salvador Allende (presidente de Chile), de Jaime Roldós (presidente de Ecuador) y de Omar Torrijos (presidente de Panmá).

Más tarde, la Operación 40 fue también responsable de la Operación Fénix, el mayor esquema de asesinato de Vietnam.

El expresidente George Bush padre fue director de la CIA antes de convertirse en presidente.

Si uno echa un vistazo a la CIA durante el mandato de Bush, descubrirá el verdadero carácter de este hombre.

Durante su mandato se oyó hablar de vínculos directos entre la CIA y los cárteles de la droga, de comercio internacional de armas y de redes de sicarios financiados en todo el mundo por los “Illuminati”.

La guerra de Vietnam es un horrible ejemplo de las manipulaciones de los “Illuminati” y fue un gran éxito financiero para ellos.

Robert Kennedy, también asesinado, sabía exactamente cómo y por quién fue asesinado su hermano. Escribió un libro inédito intitulado “El enemigo interior”.

(Cf. Robin de Ruiter, El Anticristo III, “Conspiración contra Dios”, Editorial San Pablo, México, 2012, pp. 80-85).


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