jueves, 21 de noviembre de 2013

Desterrar el trato agresivo en las telenovelas



Desterrar el trato agresivo en las telenovelas

Por Bernardo López Ríos *

* Católico, Apostólico y Romano, fiel a las enseñanzas de Su Santidad el Papa Francisco, de Su Santidad Benedicto XVI, Papa Emérito, del Concilio Vaticano II y del Magisterio de la Iglesia Católica

A España, “la madre Patria”, le debemos muchísimo, pero había muchos elementos en las culturas indígenas que eran superiores a la española, entre ellos: la pulcritud, el sistema de drenaje en Tenochtitlan, el conocimiento de hierbas medicinales, la delicadeza en el trato mutuo, el sentido místico de la naturaleza, expresado en poesía y arte de alta calidad, y algunos aspectos de la astronomía.1

En efecto, la delicadeza en el trato y el estilo de lenguaje dulce y cortés lo podemos constatar fielmente en los hermosos, sencillos y profundos diálogos entre Nuestra Señora de Guadalupe y San Juan Diego.

Esta rica tradición la tenemos los mexicanos como una de nuestras más preciadas herencias culturales que debemos fomentar y, en algunos casos, rescatar, como en el caso del trato entre los personajes de las telenovelas.

En efecto, debo confesar que, aunque no veo telenovelas y procuro en cambio leer un buen libro, no puedo evitar ver algunos segmentos cuando cambio de canal para enterarme de las noticias y casi siempre encuentro discusiones, trato agresivo o excesivamente serio, poca cordialidad e incluso mucha artificialidad en algunas actuaciones que yo creo que ni los mismos artistas “se la creen”.

Por cierto que la miseria del vocabulario de las telenovelas ha sido señalada por el lingüista Ernesto de la Peña, quien si mal no recuerdo, dijo en una ocasión que no pasaba de 500 palabras.

¿A qué se debe el trato poco cordial entre los personajes de las telenovelas?

Lo podemos atribuir a lo que ha profundizado Monseñor Felipe Arizmendi Esquivel cuando afirma que tenemos elementos culturales (sociológicamente hablando) que nos podrían aproximar a una “cultura de violencia”.2

Monseñor Arizmendi hace distinciones muy precisas sobre los tipos de violencia y entre estos señala a la violencia verbal que ocurre cuando se insulta a los otros, se les ofende, se les dicen palabras hirientes, se les calumnia, se les presiona; cuando se hacen públicas cosas que debieran permanecer ocultas.

Conclusión

Como punto complementario recordemos la profecía de la Santísima Virgen María a Teresa Musco en 1951:

“Las mujeres perderán el pudor y la vergüenza. Satanás tomará su forma para hacer caer a muchos”

Cuánta razón tiene Fulton J. Sheen cuando afirma:

Cuando el amor de una mujer se hace venal, todo está perdido. Cuando es noble, proporciona al mundo un bálsamo de ternura y de emoción. El nivel de toda civilización es, pues, el nivel de sus mujeres.

La caballerosidad y el respeto hacia las mujeres deberían regresar pronto a las pantallas. Los hombres podemos hacer mucho para ello.



1 CF. Juan Auping Birch, México y la modernización: la autoimagen compleja del mexicano en el cambio, en México en el cambio, Fundación Konrad Adenauer, México 1992, p. 34
2 Cf. Felipe Arizmendi Esquivel, Vivimos una cultura de violencia, Centro de Estudios y Promoción Social, A.C. (CEPS), México (s.f.).

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