Giorgio
La Pira (1904-1977)
Un monje político en el siglo XX
Por Bernardo López Ríos *
* Católico, Apostólico y Romano, fiel a las
enseñanzas de Su Santidad el Papa Francisco, de Su Santidad Benedicto XVI, Papa
Emérito, del Concilio Vaticano II y del Magisterio de la Iglesia Católica
Preámbulo
En 1955 apareció un libro con el intrigante título de “El monje
político”, con el fin de presentar la biografía del gran personaje medieval que
fue San Bernardo de Claraval y santo de nuestra devoción. Inspirados por este
sugerente título presentamos ahora al “Alcalde santo” de Florencia, en proceso
de beatificación, como ejemplo a seguir por los políticos del siglo XXI.[1]
Introducción
Evidentemente que una persona con puesto político, con autoridad
jurídica, si tiene autoridad moral mucho más fácilmente vivirá y promoverá la
ética política –escribe Luis González Luna Morfín, S.J.
En Europa hay uno que
me impresiona muchísimo, ojal puedan leer su vida algún día, Giorgio La Pira,
que fue alcalde de Florencia durante 16 años.
Toda esa zona siempre la dominó
el Partido Comunista, menos a Florencia, y en Florencia los comunistas votaban
por La Pira como alcalde porque era un hombre, sí, muy buen administrador, pero
sobre todo con una autoridad moral impresionante, su compromiso con los más
débiles era conmovedor verdaderamente.
Cuentan sus historiadores, sobre todo en tiempo de invierno, iba
siempre a pie desde su casa a la presidencia municipal; con bastante frecuencia
La Pira llegaba a su oficina sin saco, sin suéter y sin zapatos, porque en el
camino se había encontrado gente miserable que no tenía eso y sin la
posibilidad de conseguirlo.
Oiga –le decían-, pero señor alcalde cómo llega
así, y les respondía:
“cuánto tiempo va a tardar usted en traerme de mi casa
otro suéter, otro saco y otros zapatos, y cuánto tiempo tardaría ese hombre en
conseguir zapatos, suéter y saco?”
Fue 16 años alcalde de Florencia y su
autoridad moral era arrasadora.[2]
Testimonio de un amigo
Aprovecho un viaje a Roma –habla Ignace Lepp, quien escribió una
autobiografía intitulada “De Marx a Cristo”- para pasar algunos días en
Florencia.
Me siento feliz de volver a ver una ciudad que he conocido en
circunstancias tan distintas, pero esta vez me interesa su alcalde actual,
Giorgio La Pira, a quien deseo ver en acción.
Hemos intercambiado algunas
cartas y he estado con él en París; pero a La Pira sólo se le comprende en su
campo de combate, en su ciudad de Florencia.
Por grande que sea mi respeto hacia esos hombres de Estado sinceramente
cristianos, que se llaman Salazar, Adenauer, Robert Schuman, me siento mucho
más cerca de La Pira.
Constituye este el raro ejemplo de un cristiano ferviente que hace
política inspirada en el Evangelio.
Lo que más me gusta en La Pira es que no es
nada moderado.
Si hubiera que situarlo en el tablero político, sería menester
colocarlo no a la derecha, sino más a la izquierda que a los partidos
marxistas.
Bien lo saben los comunistas y por eso le son tan hostiles y se
confabulan con la derecha reaccionaria para sacarlo de la municipalidad.
Nada más ridículo que tratar a La Pira de cripto-comunista. Él hace
tanto caso de las leyes económicas del materialismo histórico como los
políticos y economistas capitalistas.
La Pira no es nada más que un cristiano.
Aunque profesor de economía política por oficio, está tan poco convencido de la
prioridad del factor económico que nunca vacila en desdeñar todas sus leyes,
cuando el Evangelio le dicta una conducta distinta.
En una ocasión los especialistas habían “probado” que una gran usina de
Florencia no era económicamente viable y que, por consiguiente, había que
cerrarla.
La Pira sólo sabía una cosa: el cierre de la usina reduciría a la
desocupación y a la miseria a varios miles de familias.
Haciendo caso omiso de
los derechos de propiedad, aparentemente sagrados, él hizo requisar la usina y
la puso en marcha. Al actuar así iba contra la ley, pero este jurista no admite
que la caridad cristiana deba ser sacrificada a la ley.
Lo más asombroso es
que, al funcionar en tales condiciones, la empresa no quebró, sino que produjo
buenos dividendos.
Soy, como todos los cristianos, sensible a la pobreza evangélica en que
vive el alcalde de Florencia.
El hecho de que habite una humilde celda de
monje, que distribuya su salario entre los pobres es algo que nos recuerda las
acciones de los grandes santos.
Incluso físicamente, me parece que La Pira se asemeja a San Francisco
de Asís. Sin embargo, La Pira es un místico muy del siglo XX.
Ejerce la
política, se ocupa de problemas del trabajo, lucha contra la guerra atómica.
Para evitar una nueva guerra, mucho más mortífera sin duda que las precedentes,
La Pira no comprende por qué no ir a tratar con los sucesores de Stalin.
Más
aún, él aplaudiría con todas sus fuerzas si el Papa invitara a Kruschtchev al Vaticano.
¿Acaso San Francisco no se hizo amigo del lobo?
Mejor que Salazar, Giorgio La Pira es un testimonio de que es posible
ejercer la política cristianamente.
Pero, a la luz de la reflexión, surge
claramente que para que esta política sea al mismo tiempo cristiana y eficaz,
no basta con ser lo que habitualmente se llama “un buen católico”, sino que hay
que ser santo.
Esto no supone desprecio por las técnicas políticas y económicas. La
Pira también las conoce y las tiene en cuenta. Pero sólo el santo posee esta
audacia que es menester para atropellar, llegado el caso, con todas las leyes,
con todas las reglas del juego.[3]
De acuerdo con José Gómez Cerda, Giorgio La Pira es el modelo de
funcionario administrativo cristiano. Nacido en Italia, en 1904. Se desempeñó
como Alcalde de Florencia en la década del 50; puede ser calificado como el
hombre consagrado a un modelo de Alcalde (Síndico), por sus principios y
ejemplos.
“Dios forja
las almas para fijar y afinar en ellas la virtud, como el martillo fija el metal precioso para darle su definitiva belleza”.
En Italia se conoció al “lapirismo”, como el sistema de renovación espiritual, por encima de su realización material para referirse al estilo de vida y de trabajo de Giorgio La Pira.
Antecedentes
Es interesante conocer el ambiente que se daba en Italia antes de Giorgio La Pira, ya que este país ha tenido mucha tradición social.
Desde 1891, año de la encíclica Rerum Novarum , se comenzaron a celebrar en Italia los “Congresos
Católicos”, en las que se hicieron importantes aportes en el mundo social.
Uno de los personajes más importantes desde fines del
siglo XIX fue Rómulo Murri, un
sacerdote nacido en 1870, fundador de la revista “Vida Nueva”, especializada para el mundo universitario; además fue
el creador de la Federación Universitaria Católica (FUCI), en 1898, también
inició la publicación de “Cultura Social”.
En 1900 Rómulo Murri encabezó un “Movimiento de la Democracia Cristiana”; un año más tarde, el 18 de enero 1901, el Papa León XIII publicó la encíclica Graves de Communi Re, para definir lo que era la Democracia Cristiana, diferenciándola de la “ Democracia Social”, un movimiento que para esa época era materialista y colectivista.
En 1900 Rómulo Murri encabezó un “Movimiento de la Democracia Cristiana”; un año más tarde, el 18 de enero 1901, el Papa León XIII publicó la encíclica Graves de Communi Re, para definir lo que era la Democracia Cristiana, diferenciándola de la “ Democracia Social”, un movimiento que para esa época era materialista y colectivista.
León XIII expuso que la democracia cristiana debía tener
como característica fundamental el proteger la acción de los cristianos y
revalorizar a la clase obrera.
En 1903 se constituyó la “Unión Popular”, un movimiento
de proyecciones políticas, pero bajo la dirección de los Obispos. Junto a “Unión
Popular” estaban: la “Asociación Electoral”, la “Acción Económica y Social” y
la “ Juventud Católica”, todas regidas por la jerarquía católica. La “Unión
Popular” fue un movimiento confesional.
Durante la I Guerra Mundial se paralizaron las
actividades sociales en Italia, como en casi todos los países europeos.
Terminada la guerra , Luigi Sturzo (1871-1959), sacerdote, se dispuso a organizar un partido político, el cual se formó a fines de 1918, quedando constituido formalmente el 17 de enero de 1919 con el nombre de “Partido Popular Italiano”(PPI), el cual logró llevar miembros al Parlamento.
El jefe de ese equipo de legisladores fue Alcides de Gasperi (1881-1954), antes de que Mussolini llegara al poder.
Terminada la guerra , Luigi Sturzo (1871-1959), sacerdote, se dispuso a organizar un partido político, el cual se formó a fines de 1918, quedando constituido formalmente el 17 de enero de 1919 con el nombre de “Partido Popular Italiano”(PPI), el cual logró llevar miembros al Parlamento.
El jefe de ese equipo de legisladores fue Alcides de Gasperi (1881-1954), antes de que Mussolini llegara al poder.
En 1921, Luigi Sturzo y Alcides de Gasperi,
ambos del PPI, entablaron relaciones internacionales con partidos similares
doctrinariamente, se reunieron con dirigentes del Partido Centro y el Partido
Popular de Baviera, ambos alemanes, dando los primeros pasos para crear una
internacional de partidos de inspiración cristiana.
Cuando Benito Mussolini tomó el poder en Italia,
inmediatamente enfrentó a los líderes políticos que eran contrarios al
fascismo.
Alcides de Gasperi fue encarcelado varias veces por los fascistas de Mussolini, tuvo que refugiarse en la Biblioteca del Vaticano, donde trabajó durante varios años como traductor.
Alcides de Gasperi fue encarcelado varias veces por los fascistas de Mussolini, tuvo que refugiarse en la Biblioteca del Vaticano, donde trabajó durante varios años como traductor.
En 1924 Luigi Sturzo se vio forzado a abandonar Italia;
vivió exiliado durante la dictadura fascista, residiendo en Francia, Inglaterra
y los Estados Unidos.
En 1926, el gobierno fascista disolvió el “Partido Popular Italiano (PPI”. En 1927 Luigi Sturzo escribió una obra titulada “Italia y el Fascismo”.
En 1926, el gobierno fascista disolvió el “Partido Popular Italiano (PPI”. En 1927 Luigi Sturzo escribió una obra titulada “Italia y el Fascismo”.
En 1931 EL Papa Pío XI escribió Non Abbiamo Bisogno (No
tenemos necesidad), que es una condena al fascismo, y una defensa de la Acción
Católica; además ese mismo año apareció su encíclica Quadragesimo Anno,
para conmemorar el 40 aniversario de la famosa Rerum Novarum.
Raíces de su pensamiento
De
acuerdo con Villapalos y San Miguel,[4] Giorgio La Pira estaba
hondamente influido por el pensamiento tomista y fue un seguidor de Jacques
Maritain, pero su propio pensamiento, expuesto con claridad en libros
como Architettura dello Stato democratico, de 1947, avanzaba más allá
del personalismo comunitario para proponer la creación del Stato cristiano.
La Pira era profundamente antifascista, y con ello enemigo de cualquier forma de totalitarismo.
Pero su ideario político se encontraba muy influido por el celebérrimo Mensaje de Navidad de 1942 de Pío XII, y consideraba que el individualismo liberal no era condición de la libertad y de la democracia, sino de la explotación del hombre por el hombre.
La Pira era profundamente antifascista, y con ello enemigo de cualquier forma de totalitarismo.
Pero su ideario político se encontraba muy influido por el celebérrimo Mensaje de Navidad de 1942 de Pío XII, y consideraba que el individualismo liberal no era condición de la libertad y de la democracia, sino de la explotación del hombre por el hombre.
La
Pira seguía la doctrina social de la Iglesia, una doctrina que habría de
materializarse a través de un Estado dedicado a la aplicación de políticas de
equilibrio social y territorial, políticas consagradas a la causa de la
justicia.
Su
convicción acerca del estrecho vínculo entre persona y comunidad y entre
sociedad y Estado, y su paralelo anhelo de una realidad ordenada por los
poderes públicos hacia el bien común, partiendo de un humanismo solidario, no
excluía el deber moral de la participación pública del cristiano y sus
obligaciones ante Dios y ante la historia.
Su
celebérrima síntesis de un ambicioso programa de constitucionalización de
derechos y libertades fundamentales en un sentido netamente social, “toda
libertad es una responsabilidad”, sintetizaba su concepción del cristiano ante
la realidad política: comprometido, concienciado, solidario, dispuesto a
servir.
Creyó
en la posibilidad de erigir un Estado cristiano, fundamentado en el Evangelio y
en la doctrina social de la Iglesia.
Postulaba la subordinación de la propiedad privada y de la economía de mercado a la causa de la justicia social, de la fraternidad y de la igualdad, postulaba la persona y la comunidad y perseguía el universalismo cristiano como alternativa a los conflictos y a la fragmentación política de Europa y del mundo.
Postulaba la subordinación de la propiedad privada y de la economía de mercado a la causa de la justicia social, de la fraternidad y de la igualdad, postulaba la persona y la comunidad y perseguía el universalismo cristiano como alternativa a los conflictos y a la fragmentación política de Europa y del mundo.
Actividades
En 1933 Giorgio La Pira dirige la revista “Principios”,
enfrentado al régimen de Benito Mussolini, calificando al fascismo parecido al
nazismo de Hitler, ya que ambos se basaban en las injusticias y en la
violencia. La revista fue suspendida por las autoridades.
La Pira vivió muchos años en la clandestinidad, después empezó a participar en las Conferencias de San Vicente de Paul, la obra iniciada por Federico Ozanam, dedicada a obras de caridad y justicia social a favor de los pobres, llegando a ser Presidente regional de esa organización.
La Pira vivió muchos años en la clandestinidad, después empezó a participar en las Conferencias de San Vicente de Paul, la obra iniciada por Federico Ozanam, dedicada a obras de caridad y justicia social a favor de los pobres, llegando a ser Presidente regional de esa organización.
Los derechos
enraizados en la solidaridad, presuponen para subsistir, la existencia de comunidades
que sean su sostén.
También esas
comunidades tienen sus derechos esenciales que no pueden ser desconocidas por
el Estado.
A la caída del régimen fascista de Benito Mussolini, se
reorganizó en Italia el Partido de la Democracia Cristiana, entre sus
principales líderes estaban Alcides de Gasperi, Luigi Sturzo y Amitore Fanfani.
De Gasperi fue proclamado Jefe del Partido Demócrata Cristiano y Miembro del
Consejo Nacional de Liberación.
En 1945 fue designado Primer Ministro de Italia.
En 1945 fue designado Primer Ministro de Italia.
Mientras tanto Giorgio La Pira se desempeñaba como
profesor de derecho romano. Más tarde, en las elecciones de 1946 fue electo
Diputado.
En esas elecciones la Democracia Cristiana obtuvo el 35 % de los votos en la primera elección después de la caída de la dictadura fascista, obteniendo 207 diputados, y la elección de Alcides de Gasperi como Presidente del Consejo, Jefe del Gobierno.
En esas elecciones la Democracia Cristiana obtuvo el 35 % de los votos en la primera elección después de la caída de la dictadura fascista, obteniendo 207 diputados, y la elección de Alcides de Gasperi como Presidente del Consejo, Jefe del Gobierno.
En el interior de la Democracia Cristiana se presentaban
dos tendencias: el ala avanzada, encabezada por Amitore Fanfani, Giorgio La
Pira y otros; y el ala conservadora, dirigida por Alcides de Gasperi y Luigi
Sturzo.
Los primeros aspiraban a la aplicación global del programa de gobierno del partido, quemando etapas; los otros preferían ir por etapas, sin romper el ritmo, aunque no se cumpliera el programa completo.
Los primeros aspiraban a la aplicación global del programa de gobierno del partido, quemando etapas; los otros preferían ir por etapas, sin romper el ritmo, aunque no se cumpliera el programa completo.
La política de la democracia cristiana italiana fue
aceptada por la mayoría de la población; en su programa de gobierno estaba la
expropiación de la tierra insuficientemente explotada, para ser entregada a
familias de agricultores, con ayuda financiera del Estado, además la creación
de una Caja Económica para respaldar la Reforma Agraria y la ayuda técnica
necesaria para los hombres del campo que trabajan la tierra.
En las relaciones exteriores el Gobierno de Alcides de Gasperi
encontró importantes aliados como fueron Konrad Adenauer, que gobernaba en
Alemania y Robert Schuman, de Francia.
Los tres son los Padres de la integración económica y política de Europa, quienes políticamente eran del socialcristianismo o democracia cristiana.
Los tres son los Padres de la integración económica y política de Europa, quienes políticamente eran del socialcristianismo o democracia cristiana.
En la sesión conclusiva de los constituyentes
italianos del 22 de diciembre de 1947, Giorgio La Pira propuso introducir en la
Constitución italiana una invocación a Dios.[5]
En 1948 se celebraron nuevamente elecciones en Italia. La
Democracia Cristiana aumentó su votación obteniendo el 48.5 % de la votación
total, siendo designado nuevamente Alcides de Gasperi como Jefe del Gobierno
Italiano.
Giorgio La Pira resultó nuevamente electo como Diputado.
Giorgio La Pira resultó nuevamente electo como Diputado.
La Pira pasó a ocupar el cargo de subsecretario del
Ministerio de Trabajo.
Ahí pudo conocer más de cerca la realidad de la clase trabajadora italiana, las leyes laborales y las relaciones obrero-patronales, además el desarrollo del sindicalismo.
Desde ese cargo se proyectó a nivel nacional, participando en eventos nacionales y actuando a favor del sector más desposeído que es la clase trabajadora.
Ahí pudo conocer más de cerca la realidad de la clase trabajadora italiana, las leyes laborales y las relaciones obrero-patronales, además el desarrollo del sindicalismo.
Desde ese cargo se proyectó a nivel nacional, participando en eventos nacionales y actuando a favor del sector más desposeído que es la clase trabajadora.
En junio de 1951, Giorgio La Pira fue presentado como
candidato para Alcalde de la ciudad de Florencia.
En las elecciones anteriores, esa localidad había sido ganada por los comunistas, ellos habían logrado un 55% de los votos, mientras que la Democracia Cristiana sólo había obtenido un 24%
En las elecciones anteriores, esa localidad había sido ganada por los comunistas, ellos habían logrado un 55% de los votos, mientras que la Democracia Cristiana sólo había obtenido un 24%
Con la presentación de Giorgio La Pira como candidato, la
democracia cristiana subió a un 36%, (12% mas que las pasadas elecciones)
mientras que los comunistas bajaron al 43% ( 12% menos ).
Así, con el respaldo de otros grupos políticos, el Consejo Municipal de Florencia eligió a Giorgio La Pira como Alcalde, con 60 % de los votos contra 40 % para los comunistas.
Era la primera vez que un cristiano sería Alcalde en esa histórico ciudad.
Así, con el respaldo de otros grupos políticos, el Consejo Municipal de Florencia eligió a Giorgio La Pira como Alcalde, con 60 % de los votos contra 40 % para los comunistas.
Era la primera vez que un cristiano sería Alcalde en esa histórico ciudad.
El Alcalde
Giorgio La Pira desarrolló sus actividades políticas
cuando la corriente de las encíclicas Quadragesimo Anno y Divini
Redemptoris estaban en plena divulgación; también los radiomensajes que
dirigió el Papa Pío XII, como fueron las nuevas condenas al liberalismo
capitalista, recordando que el Bien Común se antepone al bien privado; además
la necesidad de tener una clara conciencia social, renovando valores
tradicionales, en especial saber denunciar las injusticias sociales de las
cuales uno es testigo o tiene amplios conocimientos de su existencia.
Siendo Alcalde, La Pira llevó una vida sencilla, sin los
protocolos que generan los cargos políticos. Dormía en una celda en el
Convento franciscano de San Marcos, como lo hacían los frailes religiosos,
en un humilde cuarto que sólo tenía como muebles una cama y una mesa.
La Pira consideró que lo más importante para un
funcionario público es luchar contra el grave problema del desempleo.
De nada vale hablar de la dignidad de la persona humana y de cualquier modelo de sociedad, lo primero debe ser una organización que tenga por objetivo crear nuevos empleos, necesarios para que cada trabajador pueda obtener el sustento de él y de su familia.
De nada vale hablar de la dignidad de la persona humana y de cualquier modelo de sociedad, lo primero debe ser una organización que tenga por objetivo crear nuevos empleos, necesarios para que cada trabajador pueda obtener el sustento de él y de su familia.
El hombre es
un ser condicionado por el resto de la naturaleza, y por las interrelaciones
derivadas de la vida social; logra su liberación en la medida en que esos
condicionamientos son dirigidos por él, en la realización de valores rectamente
jerarquizados, cuya cúspide se abre a la trascendencia.
La empresa “La Pignone”
Snis-Viscosa era un grupo industrial que administraba una
empresa en Florencia. A fines de 1953 decidió cerrar las dos fábricas que
componían el complejo llamado “La Pignone”, en el que trabajaban cerca de 2.000
obreros.
Los patronos abandonaron la empresa para que las
autoridades se encargaran del asunto. Los trabajadores, respaldados por las
organizaciones sindicales y el Alcalde Giorgio La Pira, se movilizaron,
logrando el respaldo del Gobierno y las autoridades civiles y religiosas.
El gobierno incautó el pasaporte del Presidente de la
empresa, Sr. Marinotti, y le impuso impedimento de salida del país. Mientras
tanto, el Ministro de Trabajo, Amitore Fanfani, decretó el cese de los despidos,
llamando a las partes para discutir la situación.
El 16 de noviembre de 1953, los obreros ocuparon la
empresa, negándose a recibir las prestaciones laborales, reclamando además, la
reapertura de la empresa”La Pignone”.
Esta acción fue respaldada por las organizaciones religiosas que ayudaron al sustento de los obreros que permanecían ocupando la empresa, mientras el Ministro de Trabajo, Fanfani, declaraba ilegales los despidos.
Esta acción fue respaldada por las organizaciones religiosas que ayudaron al sustento de los obreros que permanecían ocupando la empresa, mientras el Ministro de Trabajo, Fanfani, declaraba ilegales los despidos.
La ocupación duró 50 días. El 14 de enero de 1954 se creó
“La Nueva Pignone”. Los obreros pasaron a la autogestión de la empresa,
mientras tanto, el Alcalde La Pira logró que el Ayuntamiento de Florencia
otorgara un préstamo a los trabajadores para que la empresa fuera reabierta a
la producción, esta vez administrada y dirigida por los propios trabajadores.
Así, la “Nueva Pignone”, con respaldo del Alcalde Giorgio
La Pira, reorientó su producción en recipientes para gas liquido y búsqueda
petrolífera, dedicándose luego a la exportación, superando su condición
anterior.
Civilización cristiana
En una reunión con el Cuerpo Consular acreditado en
Italia, el 5 de enero de 1952, Giorgio La Pira planteó su interés en celebrar
una Conferencia Mundial para acercar las naciones, con la intención de asegurar
a los hombres la alegría del trabajo, del hogar y de la fraternidad.
El proponía para eso tres principios fundamentales, que
servirían para elevar la cultura de los pueblos:
1.- La personalidad humana
2.- La solidaridad fundamental
3.- Los valores espirituales
En base a esos principios, en el mes de junio del mismo
año, se celebró en Florencia, Italia, la primera reunión de “CIVILIZACION
CRISTIANA“, con representación de delegados de 34 países. El tema central fue
“La Civilización de la Paz”, con el contenido de que la misión de la ciudad es
buscar la paz, que incluye la idea de la civilización, que no es sólo de buscar
la paz material.
En el punto
de partida ( de toda realidad social), hay una idea, sea verdadera o falsa.
La base primera de la civilización es una base ideal.
En junio de 1953 se celebró la II Reunión de la Civilización Cristiana, con representantes de 42 naciones, además varios organismos mundiales como la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la Cruz Roja Internacional.
El tema principal fue “Plegaria y Poesía”. El poeta revela a las masas los secretos de la naturaleza, con la belleza y la armonía del lenguaje, así también, la plegaria es mensaje de paz y amor.
La III Reunión de la Civilización Cristiana se efectuó en
junio de 1954, con el tema principal de “Cultura y Revelación”, cuyo contenido
era la utilización de la pedagogía de un pueblo perteneciente y conducido por
Dios.
Todas las
iniciativas humanas, las grandes realizaciones de la Historia y de la vida de
los hombres, se deben a un gran ideal.
Y cuando ese ideal es fruto de la iniciativa, de la generosidad y del sacrificio, es fácil descubrir en este dominio, aparentemente natural, la acción vivificante, aunque escondida, de la gracia divina.
Y cuando ese ideal es fruto de la iniciativa, de la generosidad y del sacrificio, es fácil descubrir en este dominio, aparentemente natural, la acción vivificante, aunque escondida, de la gracia divina.
En 1955 se realizó la IV Reunión de la Civilización Cristiana,
con el tema “Esperanza teologal y humana”, cuyo objetivo fundamental era unir
las esperanzas humanas del trabajo y la cultura, para obtener la paz.
Asamblea de alcaldes
En la Semana Santa de 1954 se celebró en Ginebra, Suiza,
una reunión de la Cruz Roja Internacional, en la que participó Giorgio La Pira,
como Alcalde de Florencia.
El contenido de los temas discutidos motivó en él la idea de hacer algo parecido, pero con Alcaldes.
El contenido de los temas discutidos motivó en él la idea de hacer algo parecido, pero con Alcaldes.
Tomando la idea central de esa reunión, pero comprobando
que sería muy costoso y casi imposible reunir a todos los Alcaldes del mundo,
se dedicó a convocar a varios Alcaldes o Síndicos de capitales de países
importantes.
En octubre de 1955, convocado por el Alcalde Giorgio La
Pira, se celebró en Florencia, Italia, la PRIMERA ASAMBLEA DE ALCALDES, a la
cual asistieron Alcaldes de 36 capitales del mundo.
Los temas tratados fueron centralizados en tres
ideas fundamentales:
1. Salvaguardia del patrimonio material y espiritual de
los pueblos.
2. La renuncia a la guerra como medio de solución a los
conflictos entre los Estados.
3. El conflicto armado sólo representa la destrucción de
la civilización misma y del Hombre.
Giorgio La Pira habló fundamentalmente sobre la
importancia y la función social de la ciudad en la historia y la civilización
del hombre.
Las ciudades
están destinadas a la formación espiritual y material de las futuras
generaciones.
Las personas
están enraizadas en la ciudad, como el árbol en el suelo.
Giorgio La Pira planteó su visión de que en la ciudad
debe haber un sitio para una de las necesidades de la persona humana.
° Un sitio para curarse: el hospital
° Un sitio para educarse: la escuela
° Un sitio para el amor fraternal: el hogar
° Un sitio para el trabajo: la oficina y el taller
° Un sitio para rezar: la iglesia
° Un sitio para las diversiones: parques y centros de
diversiones sanas
Cuando se
conduce la investigación hacia núcleos más elementales, la raíz metafísica se
manifiesta indiscutiblemente ante la mirada del estudioso.
Como Alcalde de una ciudad importante, y en un encuentro
con otros Alcaldes, Giorgio La Pira quería hacer ver las tareas fundamentales
de un funcionario público, encargado de administrar los bienes y patrimonios de
una ciudad.
Las ciudades
no son patrimonio nuestro, del cual se puede disponer a nuestro antojo. Son
patrimonio de otros... de las futuras generaciones, a las cuales nadie puede
privarlas de su derecho y su esperanza.
En el
descubrir el valor y el destino de la ciudad y en el afirmar el derecho
inalienable que tienen sobre ellas las generaciones futuras, y en el afirmar,
por tanto, que las generaciones presentes no tienen derecho de dilapidarlas o
destruirlas.
DELLE CURE
DELLE CURE era una
empresa en la ciudad de Florencia, dedicada a la fundición de metales, que
suspendió a sus trabajadores el 4 de enero de 1955, con el agravante de que la
empresa se había retrasado un año en el pago de sus obligaciones del Seguro
Social.
Los trabajadores estaban desamparados socialmente, además no se les había pagado el salario del último mes de trabajo.
Los trabajadores estaban desamparados socialmente, además no se les había pagado el salario del último mes de trabajo.
Apoyados por el Alcalde La Pira, los trabajadores
propusieron convertir la empresa en una cooperativa de producción. Los obreros
ocuparon la empresa, pero la justicia ordenó su desalojo.
Luego el Alcalde logró que la empresa se convirtiera en una cooperativa, integrada por los mismos trabajadores.
Para eso hizo colectas públicas, pidió ayuda económica y logró respaldo. Recaudó el dinero necesario para pagar las deudas contraídas por los antiguos dueños.
Luego el Alcalde logró que la empresa se convirtiera en una cooperativa, integrada por los mismos trabajadores.
Para eso hizo colectas públicas, pidió ayuda económica y logró respaldo. Recaudó el dinero necesario para pagar las deudas contraídas por los antiguos dueños.
Así, la Fundición Delle Cure para a ser administrada por
los trabajadores, con el respaldo del Alcalde Giorgio La Pira.
Las raíces
últimas de esta crisis, son raíces de pensamiento...Las crisis , antes que
económicas y políticas, tienen raíces de ideas...
Como administrar
Durante su mandato como alcalde, si se enteraba de que
existían familias sin techo en Florencia, y al mismo tiempo tenía conocimiento
de que se disponía de viviendas desocupadas, las albergaba provisionalmente en
ellas.
Cuando después el prefecto le exigía la autorización de los propietarios, o le preguntaba por el expediente administrativo al respecto, la respuesta era:
“En la Ciudad de Dios no existen obstáculos burocráticos”. Dicho y hecho.
Cuando después el prefecto le exigía la autorización de los propietarios, o le preguntaba por el expediente administrativo al respecto, la respuesta era:
“En la Ciudad de Dios no existen obstáculos burocráticos”. Dicho y hecho.
Una de las tareas fundamentales de los Alcaldes (o Síndicos) es la administración de la ciudad que representan. Sobre esto, Giorgio La Pira parte de dos ideas basadas en los siguientes pensamientos:
1.- “Aquello que hicieres al último de mis
hermanos, me lo haces a mí”.
2.- “Todos formamos un solo ser”.
Administrar
no es solamente una cuestión de ingresos y salidas. Es a los HOMBRES a quienes
se debe considerar ante todo y al establecimiento de una solidaridad auténtica.
Según Giorgio La Pira hay dos procedimientos para
administrar un Municipio:
1. Se puede anteponer el presupuesto a los
hombres. Ellos estarán, en este caso, al servicio del presupuesto municipal. Si
las entradas y las salidas cuadran, alguien dirá que la ciudad está bien
administrada.
¿Para qué
sirve un balance exacto si la vida de los hombres no está equilibrada?
2. Colocar a los hombres en primera línea,
darles lo necesario: pan, techo y trabajo. El punto de partida es la necesidad
del pueblo, los gastos se definirán en función de esas necesidades. Ningún fin
temporal puede oponerse a este fin que el hombre.
Esto puede resumirse así:
- alojamiento a buen precio, creación y fomento de
centros de trabajo, nuevas escuelas
- leche a los niños, agua para las necesidades básicas,
limpieza y aseo de la ciudad
- asilo para los ancianos y pobres.
En una carta dirigida a su amigo Amintore Fanfani,
Giorgio La Pira explicaba lo que era necesario para darle sentido a la
sociedad.
Una economía renovada a la medida del
hombre.
Una política renovada a la medida del
hombre.
Dirigentes nuevos y adaptados para la
nueva sociedad que supere al capitalismo, con signos visibles de una
inspiración cristiana.
En un diálogo con el mismo Fanfani, La Pira explica la
aplicación de la Doctrina Social Cristiana, de la siguiente manera:
“Cuando desees saber sí, en definitiva, tu política tiene una inspiración cristiana, hazte la siguiente pregunta: ¿Qué piensan de mí los pobres?
“Cuando desees saber sí, en definitiva, tu política tiene una inspiración cristiana, hazte la siguiente pregunta: ¿Qué piensan de mí los pobres?
El
diálogo
Una de las características de
Giorgio La Pira fue el dialogo abierto con sus amigos… pero también con los que
no compartían sus opiniones.
El viajó varias veces a la Unión Soviética, durante la
era de la “ Guerra Fría”, para reunirse con los líderes comunistas, entre ellos
con el Presidente soviético Nikita Kruschov.
En un viaje en 1959 a la Unión Soviética, La Pira, ante el Soviet Supremo, en el Kremlin, afrontó no sólo la cuestión del desarme sino el tema de la libertad religiosa, como elemento esencial de un proceso completo de construcción pacífica.
En un viaje en 1959 a la Unión Soviética, La Pira, ante el Soviet Supremo, en el Kremlin, afrontó no sólo la cuestión del desarme sino el tema de la libertad religiosa, como elemento esencial de un proceso completo de construcción pacífica.
Kruschev –escriben Villapalos y San Miguel- estimaba que
los pronunciamientos sociales de La Pira le convertían en una figura
interesante, incluso próxima.
El alcalde de Florencia, delgado, risueño, austero, se dirigía al Soviet Supremo en defensa del desarme y de la distensión.
Lo esperable. Entonces tronó contundente desde la tribuna: “Igual que habéis trasladado del mausoleo al Kremlin el cadáver de Stalin, así debéis liberaros del cadáver del ateísmo.
Es una ideología que pertenece al pasado, y está hoy irremediablemente superada”.
El alcalde de Florencia, delgado, risueño, austero, se dirigía al Soviet Supremo en defensa del desarme y de la distensión.
Lo esperable. Entonces tronó contundente desde la tribuna: “Igual que habéis trasladado del mausoleo al Kremlin el cadáver de Stalin, así debéis liberaros del cadáver del ateísmo.
Es una ideología que pertenece al pasado, y está hoy irremediablemente superada”.
La
Pira visitó las tumbas de mártires cristianos en la Unión Soviética, y rezó por
ellos y la sociedad soviética.
Monseñor Van Thuân y Gorbachov
recuerdan al «alcalde santo» de Florencia
Los dos pusieron a Giorgio La Pira como modelo para la política de hoy.
El arzobispo François Xavier Nguyên Van Thuân, presidente del Consejo
Pontificio para la Justicia y la Paz, y Mijaíl Gorbachov, último presidente de
la unión soviética, han recordado el vigésimo tercer aniversario de la muerte
de Giorgio La Pira, ex alcalde de Florencia cuya causa está en proceso de beatificación.
El encuentro tuvo lugar el domingo, 5 de
noviembre por la tarde, en la Facultad Pontificia «Auxilium» de Roma. La
iniciativa se debió gracias a una providencial coincidencia.
En ese mismo día,
Juan Pablo II celebró con doce mil parlamentarios y gobernantes de todo el
mundo el Jubileo de los Políticos. El ex secretario del Partido Comunista
Soviético participó en el acto como un peregrino más.
En la celebración en recuerdo del «alcalde
santo», el arzobispo vietnamita Van Thuân recordó que conoció personalmente a
La Pira en Roma, en 1956 y confesó que mantiene todavía en su corazón el
testimonio de devoción eucarística del «profesor».
«Este testimonio --dijo-- me sirvió de
apoyo en los trece años de cárcel, pues la Eucaristía fue la única que me dio
la fuerza para resistir. En los días de desaliento, pensaba con frecuencia en
La Pira y en su testimonio».
Miembro de la tercera orden de los
dominicos, La Pira concebía la política como el ámbito privilegiado para la
realización de obras de caridad evangélicas.
Las dos prioridades de su acción
política eran la lucha contra el desempleo y la promoción de la paz. En este
sentido, cultivó buenas relaciones con líderes políticos de los dos bloques de
la época (el occidental y el comunista).[6]
Recientemente Mijaíl Gorbachov, el ex líder soviético, dijo,
al referirse a La Pira:
«Sólo Dios sabe lo importante que es
la oración en la historia y en la vida de un hombre».
«Cada
uno de sus escritos y discursos confirma sin duda su fe en Cristo. Todo ello
merece el mayor respeto y obliga a quien se acerca a él a preguntarse por las
razones de una fe tan grande, de una fe tan inquebrantable. Una fe que genera
esperanza»,
«Creo
que la unión de las corrientes religiosas es un hecho central, para que nuestro
continente conozca una estación de paz y comprensión»
«Estoy de acuerdo con La Pira en la
convicción de que no puede haber política sin cultura y sin moral . Él añade
también a esto la fe cristiana, la oración que consideró verdaderamente como un
hecho político»
“Con estos gestos de diálogo, La Pira
anticipó una nueva manera de hacer política», indicando también «objetivos
claros para la política internacional: la opción definitiva por la paz que hay
que alcanzar con instrumentos eficaces y adecuados, como el diálogo, la
negociación, el acuerdo. Le gustaba repetir que es necesario 'abatir los muros
y construir puentes'».
«Personalmente me identifico en esta
estrategia política que él llevó adelante con valentía e incluso entre la
incomprensión», dijo Gorbachov.
Juan Pablo II y Giorgio La Pira
En el marco de la celebración del
centenario del nacimiento de Giorgio La Pira (1904-1977), que fue alcalde de
Florencia, Juan Pablo II ha subrayado su compromiso civil y político, fruto de
la oración y la contemplación, así como sus «intuiciones premonitorias»
respecto al «camino de la Iglesia y del mundo».
En el mensaje, leído el 5 de noviembre pasado, en el curso de la solemne
concelebración en Santa Maria de la Flor, catedral de Florencia, con motivo del
vigésimo séptimo aniversario de su muerte, el Santo Padre alaba las «grandes
energías intelectuales y morales, potenciadas y afinadas en el ejercicio diario
del estudio, la reflexión, la ascesis y la oración».
Giorgio La Pira profesaba una devoción
especial a la Santísima Trinidad «que atraía y recogía su alma en la
contemplación y la adoración», recuerda la misiva pontificia, impulsándole
también a escribir palabras como estas:
«La raíz de la acción está siempre
aquí: en este ‘éxtasis’ del alma enamorada que derrama lágrimas diciendo al
Señor: ¡Señor mío y Dios mío! ¡Mi Dios y mi todo!».
«Su mente iluminada por la fe fue capaz de intuiciones premonitorias para el
camino de la Iglesia y el mundo, especialmente respecto a la necesidad de la
paz entre los pueblos y la superación de las ideologías ateas y materialistas»,
añade Juan Pablo II.
Su empeño en el campo del diálogo
interreligioso fue subrayado por el Papa el pasado 26 de abril, al recibir en
audiencia a los participantes en el encuentro promovido por la Asociación Nacional
de Municipios Italianos.
En esa ocasión, recordó como «emblemáticos» los
«Congresos por la paz y la civilización cristiana», promovidos por La Pira en
Florencia, de 1952 a 1956, «con el fin de favorecer la amistad entre
cristianos, judíos y musulmanes».
El cardenal Ennio Antonelli, arzobispo de
Florencia, tras leer el mensaje papal, en su homilía, destacó de La Pira el
continuo proclamarse «cristiano, es decir uno que es de Cristo» y la
afirmación: «Tengo sólo un carnet, el del bautismo».
En cuanto a la importancia de la Eucaristía, La Pira afirmaba: «El cristianismo
se resume en la Eucaristía». «Así se edifica el cuerpo de Cristo, el pueblo
cristiano, la ciudad de Dios y, bajo su modelo, la ciudad humana.
La Eucaristía
organiza el pueblo del Señor, edifica las ciudades, los pueblos, las naciones y
la civilización», afirmó el cardenal.[7]
Conclusión
Giorgio La Pira es el creador de las conferencias sobre “Civilización Cristiana” y otras actividades para Alcaldes.
En todo momento demostró su interés por las manifestaciones del arte, la creación de centros de cultura, bibliotecas populares, facilidades para que el pueblo pudiera tener acceso a la lectura, a la música y al arte, como una forma de llevarle una superación al pueblo, no sólo en Florencia, sino en todo el mundo.
Sus ideas sobre la administración de los municipios
tienen todavía validez, porque están basadas en principios y valores de la
Persona Humana que pueden servir de modelo para los actuales Alcaldes o
Síndicos.
Entre sus obras más importantes figuran: Nuestra
Vocación Social, Las Premisas de la Política, El Valor de la Persona Humana,
Por una Arquitectura Cristiana del Estado, La Esperanza de la Gente Pobre, El
Libro Blanco sobre el Conflicto de la Pignone.
Para aquellos que se consideran que la política es sólo
para los hombres que no tienen valores, es preciso explicar que Giorgio La Pira
están en proceso de canonización de parte de la Iglesia Católica, como uno de
los santos de actualidad.
Giorgio La Pira, es un modelo de cómo administrar una
ciudad. Murió en 1977.
La causa diocesana de beatificación había sido iniciada el 9 de enero de 1986, en la basílica dominica de San Marcos en Florencia, en cuyo convento La Pira vivió muchos años.
La causa diocesana de beatificación había sido iniciada el 9 de enero de 1986, en la basílica dominica de San Marcos en Florencia, en cuyo convento La Pira vivió muchos años.
MENSAJE
DEL PAPA JUAN PABLO II
CON OCASIÓN DEL CENTENARIO DEL NACIMIENTO
DE GIORGIO LA PIRA, ALCALDE DE FLORENCIA
CON OCASIÓN DEL CENTENARIO DEL NACIMIENTO
DE GIORGIO LA PIRA, ALCALDE DE FLORENCIA
Al venerado hermano
Señor cardenal ENNIO ANTONELLI
Arzobispo de Florencia
1. Me ha alegrado saber que la Iglesia florentina quiere conmemorar con oportunas celebraciones el centenario del nacimiento de Giorgio La Pira, que fue estimado alcalde de Florencia y figura ejemplar de laico cristiano.
Ya lo recordé, el pasado mes de abril, con ocasión del encuentro con la Asociación nacional de municipios italianos, refiriéndome en particular a su actividad política, social y administrativa.
En esta feliz circunstancia, deseo considerar brevemente su perfil espiritual.
2. La
Pira, aparentemente frágil, estaba dotado de grandes energías intelectuales y
morales, potenciadas y afinadas en el ejercicio diario del estudio, de la
reflexión, de la ascesis y de la oración.
Por naturaleza intuitivo, se sintió llamado a realizar su compromiso de cristiano siguiendo el ejemplo de Jesús, "ungido para anunciar a los pobres la buena nueva" (Lc 4, 18).
Era preciso evitar la "tentación del Tabor", como él la llamaba (cf. Diario, 14 de septiembre de 1951), para bajar a la llanura de la entrega diaria a las numerosas exigencias del prójimo que atravesaba dificultades.
De la fecunda tensión entre contemplación y acción emerge la singular fisonomía del laico cristiano íntegro que fue La Pira.
De ahí deriva también la herencia espiritual que legó a la Iglesia de Florencia y a toda la comunidad eclesial.
Su espiritualidad fue, por decirlo así, "inmanente" a la actividad diaria: en su vida eran inseparables la comunión eucarística, la meditación, el compromiso cultural y la acción social y política.
Sentía fuertemente la presencia de la santísima Trinidad, que atraía y recogía su alma en la contemplación y la adoración.
"La raíz de la acción -escribió- está siempre aquí: en este "éxtasis" del alma enamorada que derrama lágrimas diciendo al Señor: ¡Señor mío y Dios mío! ¡Mi Dios y mi todo!" (ib.).
Por eso le resultó tan natural el lema "contemplata aliis tradere", tomado de santo Tomás de Aquino y de la escuela dominicana, que tanto contribuyó a su formación.
Por naturaleza intuitivo, se sintió llamado a realizar su compromiso de cristiano siguiendo el ejemplo de Jesús, "ungido para anunciar a los pobres la buena nueva" (Lc 4, 18).
Era preciso evitar la "tentación del Tabor", como él la llamaba (cf. Diario, 14 de septiembre de 1951), para bajar a la llanura de la entrega diaria a las numerosas exigencias del prójimo que atravesaba dificultades.
De la fecunda tensión entre contemplación y acción emerge la singular fisonomía del laico cristiano íntegro que fue La Pira.
De ahí deriva también la herencia espiritual que legó a la Iglesia de Florencia y a toda la comunidad eclesial.
Su espiritualidad fue, por decirlo así, "inmanente" a la actividad diaria: en su vida eran inseparables la comunión eucarística, la meditación, el compromiso cultural y la acción social y política.
Sentía fuertemente la presencia de la santísima Trinidad, que atraía y recogía su alma en la contemplación y la adoración.
"La raíz de la acción -escribió- está siempre aquí: en este "éxtasis" del alma enamorada que derrama lágrimas diciendo al Señor: ¡Señor mío y Dios mío! ¡Mi Dios y mi todo!" (ib.).
Por eso le resultó tan natural el lema "contemplata aliis tradere", tomado de santo Tomás de Aquino y de la escuela dominicana, que tanto contribuyó a su formación.
3. Giorgio La Pira buscaba luz e
inspiración para su oración y su vida en Jesús resucitado, Señor de la
historia, apoyándose en la Iglesia, Cuerpo de Cristo, bajo la protección
materna de María santísima.
Su mente, iluminada por la fe, fue capaz de intuiciones premonitorias sobre el camino de la Iglesia y del mundo, especialmente con respecto a la necesidad de la paz entre los pueblos y la superación de las ideologías ateas y materialistas.
Su mente, iluminada por la fe, fue capaz de intuiciones premonitorias sobre el camino de la Iglesia y del mundo, especialmente con respecto a la necesidad de la paz entre los pueblos y la superación de las ideologías ateas y materialistas.
Fiel
al magisterio de la Iglesia, tuvo el sentido de la laicidad auténtica y de la
justa autonomía de los fieles en el ámbito de las realidades seculares.
Concibió la función pública como servicio al bien común, sin los condicionamientos del poder y sin buscar el prestigio o el interés personal.
Concibió la función pública como servicio al bien común, sin los condicionamientos del poder y sin buscar el prestigio o el interés personal.
Nos
complace pensar que ahora, una vez concluida su historia terrena, está
definitivamente inmerso en la contemplación del rostro de Dios, como ciudadano
de la Jerusalén del cielo que tantas veces indicó como modelo de la ciudad
terrena.
Oramos para que su ejemplo estimule y aliente a cuantos se esfuerzan por testimoniar con su vida el Evangelio en la sociedad actual y se ponen al servicio de los demás, especialmente de la "pobre gente" que siempre encontró en él un amigo solícito y fiel.
Oramos para que su ejemplo estimule y aliente a cuantos se esfuerzan por testimoniar con su vida el Evangelio en la sociedad actual y se ponen al servicio de los demás, especialmente de la "pobre gente" que siempre encontró en él un amigo solícito y fiel.
4. Al confiarle estos pensamientos,
venerado hermano, me uno espiritualmente a las celebraciones con que la
comunidad diocesana y la civil de Florencia rendirán homenaje a este
inolvidable servidor de Cristo y del hombre.
Ojalá que honrar su memoria impulse a todos a atesorar sus enseñanzas.
Ojalá que honrar su memoria impulse a todos a atesorar sus enseñanzas.
Con
este deseo, le envío de corazón a usted, y a cuantos han sido confiados a su
solicitud pastoral, la implorada bendición apostólica.
Vaticano, 1 de noviembre, solemnidad de Todos los Santos.
Bibliografía
José Gómez Cerda, Presidente de la Asociación
Dominicana de Periodistas y Escritores (ADPE), Elementos de Humanismo
Integral, capítulo VIII, Jorge La Pira, el Alcalde,
Notas
[1] Cf. AlejandroVicuña, El monje político, San Bernardo, ediciones
Paulinas, México, 1955
[2] Cf. Luis González Morfín, S.J., Ética y valores en la práctica
política, ediciones del Partido Acción Nacional, México, 1998, p. 25
[3] Cf. Ignace Lepp. Escándalo y consuelo, ediciones Carlos Lohlé,
Buenos Aires, 1961, pp. 29-31
[4] Cf. Gustavo Villapalos y Enrique San Miguel, El Evangelio de los
audaces, Políticos católicos, Diez gobernantes que ejercieron el poder sin
renunciar a sus creencias, Libroslibres, Madrid, 2004, pp. 159-179
5 Cf. Los devotos y los no creyentes, en Revista 30 días,
en la Iglesia y en el mundo, año X, no. 111, Madrid, 1996, p. 36
http://www.zenit.org/spanish/archivo/0011/ZS001107.htm
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